Un mundo sin plásticos.

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Nadie se imagina un mundo sin agua. Un mundo sin alimentos. Un mundo sin casas. Un mundo sin prendas de vestir. Un mundo sin medicamentos. Un mundo sin medios de transporte (bicicletas, coches, trenes, barcos, aviones). Un mundo sin ordenadores, sin móviles, sin tabletas. Nadie. ¿Y un mundo sin plásticos? ¿Nos imaginamos un mundo sin plásticos?. 

Los materiales plásticos se introdujeron muy rápidamente desde mediados del siglo XIX, porque permitieron obtener productos hasta entonces inexistentes por sus extraordinarias propiedades: neumáticas (cauchos), celuloide (industria cinematográficas y fotográfica), baquelitas (aislantes eléctricos y carcasas de aparatos). A mediados del XX empezaron a utilizarse como sustitutos de otros materiales. Los plásticos -con iguales o mejores propiedades que los materiales tradicionales- son más fáciles de procesar, su precio es más económico y competitivo.

Antes de seguir escribiendo sobre los plásticos. Me pongo en el lugar de los lectores y me pregunto: ¿todo el mundo sabe lo que es un plástico y conoce sus propiedades?.

Qué es un plástico: «Material que, mediante una comprensión más o menos prolongada, puede cambiar de forma y conservar de modo permanente, a diferencia de los cuerpos elásticos». «Material sintético que puede moldearse fácilmente y en cuya composición entran principalmente derivados de la celulosa, proteínas y resinas». «Polímero que puede moldearse a partir de la presión y el calor. Bastante resistentes a la degradación y, a la vez, livianos. Así pueden emplearse para fabricar una amplia gama de productos». Estas tres definiciones provienen del diccionario.

Qué propiedades tiene: costo de producción muy bajo en comparación con otros materiales; resistencia a la corrosión, al deterioro y a los agentes químicos; impermeabilidad; posibilidad de colorearlos en diferentes tonos; sirve como aislante eléctrico; plasticidad, o sea, facilidad para adaptarse a distintas formas.

Nadie pone en duda que los plásticos son populares. Y el sector del plástico sabe de su popularidad. ¿Sabe también que popular no siempre es sinónimo de buena imagen y buena forma?.

Cuando hablamos de imagen, de fama de los plásticos, obligatoriamente debemos hablar de miradas. Veamos. Ésta es la mirada de los antiplásticos, que lo hay; mirada que pone su atención en la superficie del plástico, en su aspecto, en su apariencia. Y en su «observación epidémica» sale un juicio demoledor: «los plásticos no son susceptibles de reciclaje, contribuyen a la contaminación, no resisten el calor excesivo, se derriten y liberan sustancias tóxicas».

Y está la mirara de los proplásticos, que también los hay; mirada que pone su atención en la naturaleza del plástico en sus propiedades. Y de su «observación esencial» sale un juicio más benigno: «los plásticos son innovadores, ligeros, versátiles, muy seguros, higiénicos y ahorradores de recursos de energía. Gracias a sus versátiles propiedades y a sus ventajas técnicas el uso de los materiales plásticos ha ido creciendo en todos los sectores».

Los plásticos ayudan a la sostenibilidad de este mundo, no ponen en peligro la seguridad alimentaria y se reciclan. Además, con los plásticos reciclados se pueden fabricar gran variedad de objetos: vallas, sillas, mesas, recipientes para plantas, contenedores, cubos, palanganas, mochilas, regaderas, papeleras, «dinero» (tarjetas bancarias), lámparas, platos, bolsas de regalo, carritos del supermercado, gafas de diseño, flores, bicicletas, edificios, casas para vivir y casitas para jugar, parques de juegos infantiles, ropa de todo tipo, vestidos de noche, de fiesta, de calle, ropa de hombre, joyas, bisutería, suelo imitación madera, sistemas de riego, césped artificial para campos de fútbol, golf, pavimentos de canchas de baloncesto, tenis… ¿Sigo?.

Si nadie de imagina un mundo donde no haya agua, alimentos, ni casa, ni vestidos, ni medicinas, ni medios de transporte, ni ordenadores o móviles. Sería contrasentido imaginarlo sin plásticos.  Porque los plásticos sirven para contener agua, conservar alimentos, construir casas, hacer vestidos, envasar medicinas, fabricar bicicletas, ordenadores, móviles de última generación, robots «inteligentes».

En el mundo en el que vivimos, la «verdad» de los antiplásticos es tan defendible como la «verdad» de los proplásticos.

Esperamos que descubras la importante contribución de los plásticos a la sostenibilidad del planet. Tú decides. Tienes la última palabra y el poder de decisión.

 

Carlos Cachán, periodista, profesor de Periodismo de investigación y coordinador de cátedras y proyectos de la Facultad de Ciencias de la Comunicación de la Universidad Nebrija.

«Falsos mitos y realidades sobre los plásticos» – Guía Cicloplast y Aimplast- 

 

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